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Alistarse para los hielos antárticos
Cada año las tripulaciones de los buques designados para la Patrulla Antártica Naval Combinada se preparan para enfrentar uno de los desafíos más complejos: velar por la vida humana en el lugar más frío de la Tierra.
La Antártica es sin dudas un escenario difícil. Muchas variables asociadas a las condiciones extremas del clima hacen que pocas cosas sobrevivan allí. Para los hombres siempre es un gran desafío aventurarse en esas latitudes.
Chile y Argentina comprenden desde hace muchos años esta realidad. Ambos países, desde los albores del siglo pasado, se atrevieron a explorar los mares y hielos antárticos. También comprendieron que debían prepararse al máximo para salvaguardar la vida de quienes se animaran a adentrarse en el continente blanco.
Desde hace 17 años la Patrulla Antártica Naval Combinada (PANC) sintetiza esa preparación basada en el esfuerzo y el profesionalismo para garantizar la seguridad náutica en el lugar más frío de la Tierra.
De esta manera, los integrantes del Aviso ARA "Islas Malvinas", recientemente incorporado a la Armada Argentina, y los del remolcador ATF "Lautaro", se alistan durante meses para llegar al 15 de noviembre -fecha de inicio de la patrulla- con cada detalle cubierto y revisado.
"La unidad ya ha efectuado la Campaña Antártica 2015/2016 y en este momento nos estamos alistando y adiestrando para la próxima PANC con la Armada de Chile", dijo el Capitán de Corbeta Roberto Lovera, comandante del aviso ARA "Islas Malvinas", que aclimatado ya a las frías aguas que circundan la Base Naval Ushuaia, continúa con las tareas previas al zarpe. "La Antártica es un desafío permanente en el cual uno no puede descansar en lo que haya vivido o las navegaciones que haya efectuado".
En tanto, en Punta Arenas, el Comandante de Operaciones de la Tercera Zona Naval, Capitán de Fragata Iván Stenger, afirmó que debido al incremento exponencial de los viajes turísticos y pesqueros por mar a la Antártica desde hace dos años, las campañas aumentaron 15 días, lo que indica que culminarán el 31 de marzo. "En los últimos diez años los nuevos buques que trabajan en el área Polar Norte bajan hasta el hemisferio sur para en el verano realizar sus actividades, lo que aumenta en aproximadamente un 30% cada año la cantidad de naves turísticas y cruceros trabajando en el continente blanco. Esto implica que en el plazo de 5 o 10 años más tendremos casi el doble, y más de la mitad de las actuales flotas operando para el 2030, lo que llevará necesariamente a aumentar los esfuerzos y responsabilidades de la PANC y sus dos Armadas amigas".
El "alistamiento" familiar
Sin embargo no toda la preparación gira en torno al material a desplegar, los víveres y las capacidades de los buques. En tierra, esperando el regreso después de cada zarpe, muchas familias tienen también que prepararse para sobrellevar las ausencias que genera el servicio. Serán esposas y esposos, padres, hermanos, hijos y amigos que durante cada etapa irán a despedir a los marinos antárticos.
"Esta patrulla es un desafío excelente para cualquier comandante que se ha preparado toda su vida para un comando de tercera, el primero que uno ejerce. Si bien uno siempre necesita el apoyo de la familia para que la gente pueda llevar a cabo su trabajo sin inconvenientes, lo principal es que la familia, los hijos y las esposas sepan que estamos cumpliendo una función muy importante", agregó el Capitán Lovera.
Otro aspecto especial es que las comisiones de la PANC se realizan en el período de verano, transformándolo en el de mayor exigencia para el buque. El Capitán de Corbeta Rafael Letelier, comandante del ATF "Lautaro", una de las unidades chilenas más experimentadas en patrullaje antártico, comenta que "desde el punto de vista familiar es complejo, porque uno se desaparece en las vacaciones de los hijos, y el tiempo en que la mayoría de los chilenos está disfrutando del sol, nosotros estamos en la Antártica. Incluso la Armada está programada para que el período de vacaciones sea en verano, y el grado de actividad y exigencia aumenta a contar de marzo. Normalmente tratamos de dar los días de vacaciones durante el año, pero obviamente no es lo mismo".
Las familias comprenden más que nadie la necesidad de esta patrulla, lo importante que es para todos los países del planeta que desarrollan actividades en la Antártica que haya un grupo profesional de marinos preparados para asistirlos. Hay muchos ejemplos de esa necesidad. Antiguos y recientes.
Rescates históricos
La memoria de ambos países aún retiene aquel primer rescate antártico de 1903, cuando la expedición del noruego Otto Nordenskjöld -de la que participaba el Alférez argentino José María Sobral- naufragó a bordo del "Antarctic" en los hielos y debió permanecer dos años allí hasta que el Teniente argentino Julián Irízar, a bordo de la Corbeta ARA "Uruguay", pudo recuperarlos. La noticia recorrió el mundo.
También lo hizo el rescate de la expedición científica británica de Ernest Shackleton, cuando en el crudo invierno antártico de 1916, el entonces piloto chileno Luis Alberto Pardo Villalón, al mando del barco escampavía "Yelcho" logró recuperar a los náufragos de "Endurance", que llevaban ocho meses en la Isla Elefante.
Este tipo de acciones fueron también desarrolladas por la PANC. Basta mencionar la evacuación de los pasajeros del buque "Ushuaia" de bandera panameña, que varó en el sector de la Península Arowski. El transporte "Aquiles", que se encontraba en el continente blanco desempeñando funciones en la Campaña Antártica y en la PANC, arribó para evacuar a los pasajeros hacia la base "Eduardo Frei".
O incluso, cuando el velero polaco "Polonus" encalló en Caleta Anca del León, en la bahía 25 de Mayo. Fue en vísperas de Nochebuena de 2014 cuando el Aviso ARA "Suboficial Castillo", una vez activado el Sistema de Búsqueda y Salvamento (SAR), llegó para evacuar a los seis tripulantes después de que un helicóptero de la base "Eduardo Frei" de la Armada de Chile sobrevoló el lugar a pesar de las condiciones hidrometeorológicas adversas.
"La Antártica no da segundas oportunidades y uno tiene que estar preparado. Tiene que adiestrarse y alistarse para dar el cien por ciento física y mentalmente; estar muy atento a todas las maniobras", recalcó el Comandante del "Islas Malvinas".
Para el Capitán Letelier esta comisión "genera bastantes expectativas y motivación, probablemente porque nos gustan los desafíos y hay una parte de poder decir 'yo estuve ahí', que da un estatus especial, tanto frente a los civiles como frente a otros marinos. Haber estado en la Antártica es una experiencia de vida que la mayoría de la gente valora bastante. Más todavía si les tocan circunstancias especiales como rescatar un buque, alguna maniobra especialmente compleja o llegar a lugares remotos, como el Círculo Polar Antártico. Incluso para las familias es especial, a los niños les gusta decir mi papá está en la Antártica."
Los marinos chilenos y argentinos que se preparan para patrullar los hielos, cargan sin dudas con la herencia histórica y presente de salvaguardar la vida humana en los mares antárticos. Es para ellos un conocimiento casi genético. Y como cada año, ambas tripulaciones se alistan física, profesional, mental y espiritualmente para cumplir con su misión. Ambos países asumieron hace 17 años este compromiso y lo honran cada campaña.