Rescate en Isla Guafo
Cuando la vida pende de un hilo
Las condiciones no podían ser más adversas. Por más de tres días un frente azotaba la zona sur de la Isla Grande de Chiloé, lo que sumado a las fuertes rachas de viento de 90-120 km/hr, mar arbolada (altura de olas de entre 6 a 8 metros) hacían de la operación de aeroevacuación una tarea de alto riesgo.
Este panorama debió enfrentar la dotación del Helicóptero Naval AS 365 dependiente de la Quinta Zona Naval, que logró rescatar con éxito al pescador artesanal, identificado como Luis Soto, de 50 años, desde la lancha a motor “Fresia del Carmen”, quien de no haber mediado la acción del personal de la Armada habría enfrentado un deterioro en su condición de salud que le habría costado su vida.
CUANDO EL TIEMPO Y EL CLIMA JUEGAN EN CONTRA
En Isla Guafo, a 40 kilómetros al sur de la Isla Grande de Chiloé, la embarcación “Fresia del Carmen” enfrentaba una situación extrema: uno de sus tripulantes se encontraba en una condición médica grave, en estado febril, taquicardia, edematoso y con ictericia (piel amarilla), con hemorragia digestiva y schok séptico. Las condiciones del tiempo obligaron a la tripulación buscar refugio y fondear en el sector de Caleta Samuel.
Las condiciones de mar, que imposibilitaban una travesía segura hasta Quellón y la salud de Soto que se agravaba con el paso de los días, fueron la razón para que la tripulación decidiera llamar al fono 137 “Emergencias Marítimas” para solicitar asistencia y socorro. Bastó que la llamada ingresara al sistema para que inmediatamente la Autoridad Marítima desplegara todas sus capacidades y coordinaciones tendientes a dar cumplimiento a su razón de ser “salvaguardar la vida humana en el mar”.
Inmediatamente, el Capitán de Puerto de Quellón realizó las coordinaciones con el Servicio “Salud Responde”, informando los síntomas del paciente para obtener apoyo a la atención del pescador afectado. La respuesta fue categórica: era necesario la evacuación médica de urgencia. Estando en conocimiento de los hechos y del evidente deterioro de salud de Luis Soto, la Gobernación Marítima de Castro coordinó con la Quinta Zona Naval el apoyo del Helicóptero Naval, con el objetivo de realizar la evacuación médica de urgencia. Siendo las 13:50 horas del 6 de noviembre, el helicóptero naval llegó al lugar encontrándose con dos embarcaciones; sobre la cubierta de una de ellas se hallaba el paciente. Entonces, se procedió a efectuar la maniobra “Hi Line”, a cargo del Cabo 2º Daniel Garrido, nadador de rescate. Esta consiste en bajar primero una cuerda con un peso, que es recibida por la tripulación de la embarcación para cumplir un rol de guía. Luego con otra cuerda desde el helicóptero desciende el nadador de rescate, personal naval entrenado para efectuar este tipo de maniobras en las más adversas condiciones.
Superando la complejidad que significaba la altura del oleaje (entre 6 y 8 metros) y la fuerza del viento que en momentos alcanzó los 120 kilómetros por hora, el nadador de rescate se posó sobre la cubierta procediendo a tomar al pescador enfermo para colocarle el arnés de rescate e iniciar el ascenso. Una vez a bordo del helicóptero, el Cabo 2º Rodolfo Núñez, enfermero naval, procedió a efectuar las primeras atenciones a fin de estabilizar al paciente mientras se desplazaba hasta la ciudad de Quellón para su traslado final hasta un centro de Salud.
A las 14:25 horas, el Helicóptero Naval arribó al Aeródromo de Quellón con el paciente, siendo evaluado en el lugar por personal Samu, quienes indicaron que se encontraba grave y en estado de shock, producto de su fuerte hemorragia digestiva interna. Inmediatamente, se dispuso su traslado hacia el Hospital de la ciudad de Castro, a bordo del Helicóptero Naval, con el objetivo de recibir la atención de urgencia, pues pese a haber sido estabilizado, su salud aún corría riesgo.
La oportuna reacción de la Autoridad Marítima no es resultado del azar, sin duda es la prueba del permanente entrenamiento y la capacidad de alistamiento de sus dotaciones, de su vocación, coraje y compromiso por cumplir su misión de salvaguardar la vida humana en el mar.
Cabo 2º Daniel Garrido: “Le robé una vida a la muerte”
El Cabo 2º Daniel Garrido, que efectuó el rescate desde la cubierta de la lancha a motor “Fresia del Carmen”, jamás imaginó que el ejercicio que había realizado la mañana del jueves 6 de noviembre se convertiría en pocas horas en una realidad y en su bautizo como nadador de rescate.
Y es que esa mañana, aprovechando las condiciones climáticas, el personal de nadadores de rescate abordó el Helicóptero Naval para realizar la maniobra “Hi Line”. Tras el entrenamiento, los cuatro nadadores de rescate, nadaron aproximadamente una milla; al llegar al muelle una noticia les esperaba: se había activado una emergencia SAR. La pregunta fue: ¿Quién va?... La respuesta del Cabo Garrido fue automática…”firme, yo voy”.
“Cuando íbamos en vuelo el Capitán Román me consultó si me sentía preparado a lo que respondí afirmativamente, sabía que si no sacábamos al paciente se iba a morir”. Con esa decisión el Cabo Garrido inició la operación de rescate, sorteando las adversidades que implicaba la fuerza del viento y del oleaje.
Al momento de analizar su experiencia, el Cabo Garrido señala que la operación de evacuación desde Isla Guafo fue su prueba de fuego, su bautizo como nadador de rescate: “Cuando estábamos a bordo del helicóptero con el paciente, y mientras el enfermero naval efectuaba las atenciones para estabilizarlo, tuve la certeza de que en ese momento le había robado a la muerte la vida de ese hombre”.
Teniente 2º Andrés Ponce: “Nuestra acción es resultado del permanente entrenamiento en condiciones adversas”
Como resultado del permanente entrenamiento en las condiciones más adversas, calificó el Teniente 2º Andrés Ponce la exitosa aeroevacuación de Luis Soto, desde Caleta Samuel en Isla Guafo. De hecho, ese mismo día la dotación del Helicóptero Naval había realizado ejercicios de “Hi Line” con el apoyo de unidades a flote de la Autoridad Marítima.
“El vuelo entre Quellón y Caleta Samuel se efectuó con condiciones extremas, rachas de viento superiores a los 90 kilómetros y un techo de visibilidad de sólo un kilómetro de altura, lo que nos hacía prever las dificultades que deberíamos enfrentar. Pese a ello confiábamos en nuestra capacidad y entrenamiento”, declaró el Teniente Ponce.
El profesionalismo y la oportuna acción emprendida por la Armada resultó vital para el enfermo, pues de acuerdo a lo expresado por el Teniente Ponce: “la misión era trasladar al paciente hasta Quellón donde personal de salud se haría cargo. Y si bien esta tarea se cumplió, el estado de salud del afectado era tan delicado, que nos solicitaron continuar con su traslado hasta Castro para que fuese atendido en un centro de mayor complejidad”.