El niño Dios nacido en Belén nos permite una vez más abrazarnos y abrirnos a la esperanza de un mundo nuevo, de poder, como Familia Naval, expresar en estas Fiestas los mejores sentimientos de paz, alegría y fraternidad.

Por eso, la Navidad es una de las fiestas más hermosas y necesarias para el bien de las personas, las familias y los servidores del bien común de la sociedad. Una fiesta que nos conecta con la historia y con el corazón del Dios de nuestra fe. Navidad es la Fiesta que nos invita a reconocer a un Dios cercano, humano y misericordioso.

Preparémonos, por lo tanto, a celebrar y vivir con alegría estas fiestas, para que el espíritu de ellas perdure todo el año. Hay que vivir la Navidad plenamente en su significado más profundo, disponiéndonos a recibir el don de la luz, la alegría y la paz que irradian de este misterio.
Por eso, acojamos la Navidad de Cristo, como un acontecimiento capaz de renovar la vocación de servicio de todos los marinos chilenos y de sus familias.

Esta nueva fiesta de Navidad debe alegrar el corazón de la vida familiar, unir a los esposos, a los padres con sus hijos. Todas las cosas más difíciles son posibles porque Jesús renueva con su nacimiento el corazón de cada hogar cristiano. Todos los miembros de la casa deben sentirse alegres al saberse amados por Dios una vez más, y así dar lo mejor de sí los unos a los otros.

Que Jesús que nace en Belén, nos bendiga a todos nosotros, especialmente a las familias y familiares de nuestros marinos chilenos.