- Ud Esta en :Portada
- / Bienvenidos a bordo
El mar, punto de encuentro
Hace más o menos tiempo, el mar se convirtió para ellos en una vocación y ese mismo mar los llevó a sumarse a las filas de las Armadas de sus países, a navegar en sus buques, desembarcar en sus costas o volar sobre el Atlántico o el Pacífico, según donde el destino los llevó a ejercer sus profesiones.
Hoy, un grupo de argentinos y chilenos fueron elegidos para desarrollar esa vocación naval en un país limítrofe al suyo, convirtiéndose ésta en una oportunidad no sólo para enriquecerse desde lo militar sino también desde lo humano.
Cruzando la Cordillera de los Andes, esos hombres se encontraron con una Marina que tiene un lenguaje similar al de la propia, pero insertada en una cultura con rasgos característicos de un territorio diferente al suyo. Territorio que se convirtió en su hogar gracias a las excelentes relaciones entre las Armadas de Argentina y Chile que favorecen el intercambio entre marinos de ambas naciones en ámbitos protocolares, operativos y educativos.
Ya pasó más de una año desde que el Capitán de Navío Walter Doná llegó a Santiago para desempeñarse como Agregado Naval de Argentina en Chile. Dentro de sus funciones está mantener las relaciones con esa nación. “Representar a mi país y fomentar los lazos es una tarea más que interesante, no sólo para el presente sino también para el futuro de ambos países”, comentó.
Anteriormente, se desempeñó como Jefe de Estado Mayor del Área Naval Austral, teniendo una fluida relación con la Tercera Zona Naval y el Distrito Naval Beagle.
“Basada mi experiencia en el sur, debo decir que nuestras relaciones son sólidas, estables, que se continúan en el tiempo, que se acrecientan y que son excelentes. Ya no podemos hablar de fomentar relaciones, porque ya están cimentadas. Lo que hay que hacer es cuidarlas y mantenerlas”, indicó.
En cuanto a las amistades generadas, no tan sólo en su estadía en el sur, sino en este tiempo en el cargo, el Comandante Doná explicó que “yo corría con ventaja, como se dice en Argentina, porque ya traía dos años de relación permanente con la Armada de Chile, lo cual me ayudó porque cuando llegué acá ya tenía muchos amigos que había hecho en el sur, y esos amigos se fueron acrecentando, lo que obviamente facilita las tareas”.
En su misión, el Comandante Doná está acompañado por el Suboficial Principal Pablo García, quien llegó a Chile a fines de diciembre de 2016. “Si bien uno ya sabe con lo que se va a encontrar en cuanto a lo personal y profesional, es una experiencia nueva después de 30 años de servicio. Tuve dos comisiones menores en lo que respecta a salir de Argentina: 6 meses en Haití y un año en Chipre, y solo; nunca con familia como lo es ahora que vine con mi esposa y dos hijas, una de 20 y otra de 12”, comentó respecto a su comisión en Chile.
En cuanto a su trabajo diario, explicó que “uno viene tranquilo porque son muchos años en la Armada y ya sabe afrontar situaciones solo”.
Mientras tanto, en Buenos Aires, el Capitán de Navío Gastón Ramírez es desde 2016 el Agregado Naval de Chile en Argentina; ya es uno más en la ajetreada rutina de la capital y se adaptó a las diferentes tareas que se le plantean a diario en la Agregaduría.
“La experiencia de vivir y trabajar en Argentina ha sido enriquecedora. Nos ha permitido conocer aún más a este maravilloso país y, especialmente, generar sólidos vínculos. Mi hijo menor es quien más se ha integrado ya que pasa todo el día en el colegio, participa del Rugby en GEBA y ha hecho grandes amigos que va a echar mucho de menos. Con mi señora disfrutamos de una ciudad que tiene vida propia, con una oferta cultural fantástica y de la vida del barrio Belgrano”, comentó.
En este segundo año como Agregado Naval tuvo la posibilidad de recorrer la Base Naval Puerto Belgrano en una visita profesional conjunta a la que definió como “extraordinaria; nos abrieron las puertas de todas las reparticiones, donde pudimos comprobar el compromiso y el profesionalismo de todos los marinos argentinos por mantener, entrenar y operar los medios de la mejor manera”.
Estos dos años también estuvieron marcados por los encuentros en Argentina. Uno de ellos fue la coincidencia de haberse reencontrado con el Capitán de Fragata Marcelo Paternostro a quien conoció en una comisión en Estados Unidos en 2001. Asimismo relató que “en 2003, estando destinado en Punta Arenas y con el grado de Teniente 1°, fui designado como piloto de la corbeta ARA ‘Parker’ que navegaría la ruta estrecho de Magallanes-Ushuaia. El Comandante del buque era el entonces Capitán de Fragata Marcelo Srur, con quien tuve una excelente relación y una mejor navegación. Venir a reencontrarnos en Buenos Aires, yo como Agregado y él como Jefe de Estado Mayor fue muy grato”.
El Comandante Gastón Ramírez expresó que indudablemente lo que se lleva de Argentina son los amigos. “Al final son las personas las que nos dejan recuerdos imborrables. En lo profesional, tengo la sensación de que nuestras Marinas van por el camino correcto, que se están haciendo cosas valiosas y que la inmensa cantidad de actividades que nos unen, nos servirán para mantener la navegación combinada en el rumbo firme”.
Asimismo el Agregado Naval de Chile en Argentina cuenta con un sólido equipo de trabajo que, desde sus funciones específicas, contribuye a desarrollar una tarea integral y eficiente.
El Sargento 1° Carlos Ravanales llegó a Argentina en diciembre pasado con su esposa Paola y su hijo Francisco. Se desempeña como conductor del Agregado Naval y coordinador general de las actividades protocolares. “Estar acá en Argentina me ha servido para conocer una cultura distinta a la nuestra y me ha abierto la mente para fortalecer las habilidades de relacionarme con gente de otra nacionalidad y de otra Marina”.
Otro de los integrantes del equipo chileno es el Sargento 1° Antonio Guajardo, quien cruzó la Cordillera con destino a la ciudad de Buenos Aires el 1° de enero de 2016, junto a su esposa y dos de sus tres hijos, Vicente y Paula. Durante sus dos años de permanencia, ha cumplido el rol de Secretario de la Agregaduría Naval de Chile en Argentina.
Cautivado por los atractivos paisajes de Argentina, Guajardo rescató la oportunidad de conocer gente maravillosa; en tanto que en el ámbito profesional habló del estrecho trabajo y la excelente relación profesional y personal con el Departamento de Relaciones Navales Internacionales.
“Desde Argentina me llevo la hermosa experiencia de haber estado viviendo en este país; esto es sin lugar a dudas la mejor oportunidad que hemos tenido como familia para poder conocer y ampliar nuestros horizontes”, concluyó.
El rol del mayordomo general, en tanto, es desarrollado por el Sargento 1° Waldo Alarcón, quien transcurre su segundo año en Argentina adonde arribó con su esposa Hilda y su hijo Carlos.
Para él ha sido muy trascendente “poder vivir las Fiestas Patrias o la Navidad en el extranjero, pero aún así rodeado de nuevos amigos con quienes puedo compartir y conocer una cultura distinta pero similar al mismo tiempo”, señaló a la vez que destacó como un momento sumamente especial el nacimiento de su hijo Máximo en Argentina.
El equipo chileno se completa con el encargado de Finanzas, Sargento 2° Hans Flores. Éste es su primer año en Argentina; llegó el primer día de 2017 con su esposa Carolina.
“Lo que más me llama la atención de este país es la gran diversidad de actividades culturales y artísticas; el pueblo argentino, y el porteño en particular, es muy tolerante y respetuoso, siempre presto al diálogo constructivo”, dijo. “De la Armada y de su personal, destaco la vocación de servicio, el compromiso con su institución y la camaradería”.
El escenario académico
compañeros de la Academia de Guerra Naval.
El Capitán de Fragata Germán Zarralanga llegó a fines de enero a Viña del Mar para realizar el curso de Estado Mayor en la Academia de Guerra Naval de Chile. “Yo me enteré en septiembre del año pasado de mi transbordo y fue toda una sorpresa y una alegría, porque ser designado para hacer algo fuera de tu país es una responsabilidad muy grande, pero a la vez una alegría desde el punto de vista familiar”, contó el Comandante Zarralanga.
Respecto a este intercambio, comentó que “desde el primer día me estuvieron esperando en la puerta de mi casa para darme la bienvenida. En particular, me han dado la oportunidad de poder manejar los tiempos para poder disfrutar y conocer un poco de Chile. Me siento como en mi casa, prácticamente”.
En cuanto a las relaciones entre ambas Armadas, el Comandante Zarralanga asegura que “no solamente se han incrementado, sino que se han afianzado. Nosotros estamos en un punto tal que a mí me resultó muy fácil la adaptación, porque apenas llegué tenía caras conocidas, tenía compañeros que habían estado en Argentina haciendo un intercambio en la Escuadrilla de Helicópteros, donde fui comandante en 2014. Y, además, ese mismo año vine a una reunión acá de helicopteristas, y eso me permitió conocer a especialistas que actualmente están en el curso de Estado Mayor”.
El Capitán de Fragata César Aguirre llegó a fines de enero a Buenos Aires con su esposa y desde entonces, es alumno del Curso de Comando y Estado Mayor en la Escuela de Guerra Naval de Argentina. Sus hijos se quedaron en Chile, pero han venido en varias ocasiones hasta Argentina para disfrutar también de la experiencia de intercambio.
“Vivir aquí es muy interesante y sirve para aprender de la cultura. Tenemos muchos puntos de encuentro y constantemente hay interacción. También sirvió como una muy buena oportunidad para encontrarme con viejos amigos”, contó el Comandante Aguirre, quien estuvo en Chipre en 2004 desplegado durante seis meses con argentinos, a los que encontró 13 años después en un contexto diferente. “Cuando nos conocimos éramos recién casados o solteros y ahora cada uno tiene su familia”.
En cuanto a su rol de alumno, aseguró que es “muy interesante y similar al proceso que vivimos en la Academia de Guerra en Chile. Es una oportunidad de repasar muchos conceptos que son comunes y aprender sobre la historia argentina, que es un complemento de lo que uno aprende en su país. Entendemos el idioma naval de la misma manera y podemos trabajar juntos”.
El Comandante Aguirre ingresó a la Armada a los 16 años y ha tenido grandes satisfacciones a lo largo de su carrera. Asimismo reconoció que su experiencia en Buenos Aires está siendo muy buena; es triatleta y con un grupo de argentinos, se está preparando para participar del “Ironman” en Mar del Plata, que incluye 4 km de natación, 180 km de ciclismo y 42 km de trote. “Más allá del curso y las amistades entre las Fuerzas, el mundo civil también me ha recibido muy bien a través de este desafío”.
Alrededor del mundo
El Guardiamarina Ignacio Maldacena de la Armada Argentina, se presentó el 27 de abril en el Buque Escuela “Esmeralda” para participar en el 62º crucero de instrucción, el cual tuvo una duración de 157 días.
“Como invitado de la Armada Argentina, formo parte del curso de Guardiamarinas y mi función diaria es participar de todas las actividades que ellos desarrollan, tales como maniobras veleras (foques), conferencias, cálculos astronómicos, guardias y eventos de camaradería”, comentó Maldacena.
En cuanto a la relación con sus compañeros explicó: “me integré rápidamente como uno más de la dotación, trabajando a la par de los Guardiamarinas. Las respuestas a las dudas que iban surgiendo, siempre fueron contestadas con cordialidad y profesionalismo por parte de la dotación y los instructores del curso. Asimismo, trato de aprender de ellos, de sus puntos de vista y de compartir mis conocimientos y experiencias con el objeto de contribuir a su aprendizaje y al propio”.
“Esta experiencia ha sido desde el primer día algo emocionante y único. Tener el honor de representar a mi país y a mi Armada en el extranjero es algo que me llena de orgullo. Poder hacerlo a bordo de un buque escuela me ha traído muchos recuerdos de mi viaje en la Fragata ARA ‘Libertad’, encontrando muchas similitudes en varios aspectos”, concluyó.
Por su parte, la Subteniente Daniela Figueroa de la Armada de Chile tiene 22 años y está participando del 46° Viaje de Instrucción de la Fragata ARA “Libertad”; se embarcó en Holanda y desembarcó en Inglaterra.
“Vengo de una familia naval. Mi papá fue marino y se retiró cuando conoció a mi mamá, se casaron y ya no estaba en servicio activo, pero aún así –a pesar de que estaba fuera de lo que era la Armada– siguió con la Marina Mercante. Desde chicos, a mí y a mis hermanos nos inculcó los valores de la Patria, del honor, del compromiso y de las responsabilidades”. Eso fue determinante para que Daniela abrazara la carrera naval.
“Estoy cumpliendo con mis expectativas; me gusta mucho lo que estoy haciendo, navegar y liderar gente porque esa es la función que tiene un oficial: compartir y llevar todo un grupo a un mismo objetivo”, detalló, a la vez que comentó que en la Fragata “Libertad” se siente parte del grupo. “Me incluyen, nos reímos y salimos en los puertos juntos. Hay un excelente clima de camaradería”.
Este viaje ha sido un premio. Durante el tramo de navegación que realizó, estuvo en el cargo de cubierta y ayudó en todo lo que se refiere a las maniobras. “También tomé guardias en el puente de comando como ayudante del oficial de guardia y en el régimen diario de los Guardiamarinas en Comisión. También hice una presentación de mi país a los Guardiamarinas en Comisión (GUCOM) y la Plana Mayor”. “Mis padres están orgullosos y felices porque estoy representando a la Armada de Chile y a mi país; eso me motiva para seguir esforzándome al máximo”, concluyó.
Marinos del aire
El Teniente de Navío José María Grima, estando en la Escuela de Oficiales de la Armada Argentina, recibió la notificación que venía de intercambio a Chile, en específico al Escuadrón de Helicópteros de Propósitos Generales – HU1, ubicado en la Base Aeronaval Concón.
“Venir de intercambio a Chile es una gran oportunidad. Es un desafío y uno siempre sueña con desarrollar su profesión en otro país”, dijo.
Arribó a Chile el 28 de enero junto a Soledad, su esposa, y sus dos hijos, Facundo de 4 años y Nicolás de 2, quienes se han adaptado muy bien a la vida en Chile. “La escolaridad, la cultura y hasta la gastronomía son similares; entonces, la adaptación fue más rápida que ir a un país culturalmente distinto”, explicó Grima.
Respecto a la integración con sus compañeros, tanto en lo profesional como lo personal, indicó: “La recepción de los chilenos fue fantástica. Nosotros siempre decimos que el chileno es muy buen anfitrión, uno llega y se siente muy cómodo”.
Agregó que “uno va conociendo a oficiales que estuvieron allá y también habla mucho con los oficiales argentinos que estuvieron acá, entonces si bien es todo un desafío venir a otro país, uno ya más o menos sabe cómo es la dinámica de Chile, cómo se trabaja y lo bien que uno lo pasa, tanto en lo profesional como en lo personal”.
En cuanto a las relaciones entre ambas Armadas, el Teniente Grima indicó que “estos intercambios nos hacen conocernos más, seguir creciendo como instituciones y tener mejor entendimiento siempre para futuro”.
Por su parte, en la Escuela de Aviación Naval de Argentina, el Teniente 1° de la Armada de Chile Francisco Ferrada se integró como profesor de vuelo, dictando tanto clases de instrumentos y procedimientos como instrucción aérea a los alumnos del curso de piloto y al instructor de vuelo de la Armada de Estados Unidos.
Arribó a Argentina el 14 de enero con su esposa Carolanne y sus dos hijos: Martín y Mateo.
Su último destino en Chile, fue la Escuela de Aviación Naval de ese país. “Son muchas las similitudes entre ambas Armadas, haciéndose amena la estadía y pudiendo entregar los conocimientos adquiridos”, comentó.
Respecto a la integración con sus compañeros desde lo profesional y lo personal, detalló que es “muy buena, me he hecho buenas amistades al igual que mi familia, todos compartimos a diario con ellos y los suyos. En mi caso comparto tanto en el trabajo como en el Barrio Portillo. Me siento bendecido por la calidad de personas que me encontré en este país”.
Asimismo señaló que esta experiencia “me brinda el poder conocer la Armada Argentina, colaborar en formar futuras generaciones de pilotos y estrechar lazos con oficiales y personal de la Armada”.
“Considero que nuestras culturas son muy parecidas, al igual que las comidas; por lo cual se nos ha hecho muy fácil acostumbrarnos. Lo que más me ha gustado de Argentina es poder conocer lugares, compartir con personas tanto en la Armada como fuera de ésta”, agregó.
Aunque extraña al resto de su familia que quedó en Chile, con su esposa e hijos se acostumbraron fácilmente a vivir en el país. Como anécdota relató que a su hijo Martín le encanta vivir en Argentina, a tal punto que le dice: “Papá nunca lo he pasado mejor, me gusta vivir aquí”.
En el terreno
El Teniente de Navío Infante de Marina Héctor Guitián, arribó el 6 de febrero a Talcahuano para presentarse en el Batallón de Infantería de Marina Nº31 “Aldea”, ubicado en el Fuerte O’Higgins. Junto a él vino su esposa, Gloria Marcela, “con quien disfrutamos de esta experiencia y la integración ha sido plena, estamos radicados en la población Naval ‘Almirante Nef’, lo cual nos ha dado la oportunidad de conocer y compartir con las familias de marinos, quienes nos brindaron su apoyo para establecernos rápidamente. Otro aspecto que ha influido positivamente son los valores que se cultivan en la familia naval chilena, muy propios de nuestras Armadas”, comentó Guitian.
En el Batallón “Aldea” se desempeña como Oficial del Grupo Entrenamiento, participando en el proceso de instrucción y entrenamiento básico propio del Infante de Marina. “La integración al equipo de trabajo fue rápida debido al excelente grupo humano que lo conforma y siempre en un ambiente de camaradería”, explicó.
Respecto al intercambio, el Teniente Guitián contó que “en octubre del año pasado fui designado para el intercambio y fue una satisfacción personal ya que durante mi carrera he tenido la oportunidad de compartir con los infantes de Marina de Chile muy buenas experiencias profesionales, en las Misiones de Paz de Naciones Unidas de Haití y Chipre, como así también ejercicios de la Fuerza de Paz Binacional Cruz del Sur.
Asimismo, agregó que “considero esta experiencia muy gratificante en todos los aspectos; en la parte profesional he podido compartir todas las actividades operativas y de rutina del batallón con Oficiales y Gente de Mar. En lo personal representar a mi Armada en Chile, en una Infantería de Marina con gran prestigio, es un privilegio que valoro profundamente”.
En cuanto a las relaciones entre ambas Armadas, comentó que es “necesaria la integración y estos intercambios, teniendo en cuenta cómo operamos actualmente en Chipre (UNFICYP) y en los ejercicios de la Fuerza de Paz Conjunta y Combinada Cruz del Sur, donde siempre resalta el profesionalismo y camaradería entre nuestras infanterías de marina, debido a que compartimos tradiciones y somos muy similares en el fomento de la camaradería y espíritu de cuerpo. Estas experiencias son las que deben mantenerse para seguir acrecentando los fuertes lazos de fraternidad existente entre nuestras Armadas”.