Escuadra Nacional
Los hombres tras los explosivos y disparos
Atrás de cada hombre de uniforme, hay un hijo, un padre, un marido, un hermano, que deja su familia para servir al país y estar en constante preparación para proteger la soberanía de Chile y prestar apoyo a la comunidad cuando se le requiera.
La Escuadra Nacional se compone por buques destinado a diferentes misiones, pero lo principal es que lo diferencia de otras embarcaciones. En este reportaje queremos presentar a tres hombres de distintas edades y especialidades, quienes se encuentran unidos por el área de armamento y por pertenecer a la Escuadra Nacional.
El Sargento 1º Héctor Quijada, quien es el SAP del montaje 76-62 de la Fragata "Williams", y lleva 22 años en la Armada, nos comentó sobre la rutina de vida y laboral en la Unidad: "Nuestro día a día parte con la llamada general, después pasamos a los puestos de limpieza, momentos donde se puede acercar el personal menos antiguo a comentar si tiene algún tema o algún trámite, para luego partir la jornada de trabajo full, efectuando el mantenimiento de los sistemas para que estén siempre operativos. Al medio día llega la hora de rancho y posterior a esto, algunos llaman a su familia, otros descansan, para luego en la tarde continuar con el mantenimiento para dejar todo preparado o adelantado para el otro día".
El Sargento Quijada tiene 38 años de edad, está casado y tiene 2 hijos, detalla que cuando están en comisión o ejercicios en alta mar la rutina cambia un poco, sobre todo en la parte del compañerismo. "Uno trata de siempre estar apoyando a la otra persona para poder efectuar las cosas bien, porque esto es un engranaje, somos todos un complemento y por eso es muy buena la camaradería".
Al otro extremo de la carrera naval se encuentra el Cabo 2º Armamento Pablo Quiroz, quien es el encargado de montaje de 20 milímetros. Tiene 25 años, está casado y tiene una pequeña hija, y es el primer miembro de su familia en pertenecer a la Armada. "Mi familia está orgullosa por ser el primer marino de la familia, la gran mayoría son orientados a Carabineros, entonces yo estoy orgulloso de ser el primero de mi familia y uno de los pocos marinos que hay en mi pueblo natal, que es la comuna de Hualqui".
Sus inicios a la especialidad se remontan al 2012 cuando realizó el Servicio Militar: "Ingresé a la Escuela de Grumetes sin tener conocimiento de las especialidades, para mí el marino era uno solo, el que sale a navegar; pero tuve instructores y la mayoría de ellos eran del área de armamento, ahí fue cuando empezaron a instruirme en la especialidad y me gustó".
Respecto a su día a día en el buque, explica que "después de la hora de trabajo voy a mi casa a hacer mi vida familiar, pero a bordo tengo otra familia, mi grupo de trabajo, con quienes nos llevamos súper bien y trato de enseñarle a la gente nueva conocimientos que yo he adquirido en este poco tiempo". Cuando están en alta mar, el Cabo Quiroz explica que "la camaradería es muy buena en comisión y/o ejercicios, después va pasando el tiempo durante la comisión y se ponen las cosas más densas porque uno está lejos de la familia, y es ahí cuando el compañerismo es de suma importancia".
Otro miembro de la dotación de la "Williams" es el Sargento 2º Mecánico Control de Fuego Electrónico Robert Bustos, quien en febrero de este año cumple 20 años de servicio en la Armada. "En estos años de carrera, en cuanto a lo profesional siempre es un desafío cuando uno llega a un nuevo cargo, donde lo principal es que los sistemas que tienes a cargo funcionen bien, mantenerlos operativos".
El Sargento Bustos está casado hace 15 años y siempre ha transmitido tranquilidad a su familia respecto a su labor, que a cualquier civil puede preocupar por el hecho que trabaje con explosivos, pero para él significa "vivir un desafío en la Marina, en cuanto a los distintos sistemas que posee la Escuadra y otros elementos; generalmente uno al irse transbordado llega a nuevos sistemas, donde aprende algo y después tiene que rescatar de ese sistema para aplicarlo en otro. La Armada a lo largo de mi carrera ha sufrido cambios, innovaciones de buques, han llegado nuevos sistemas, y uno tiene que estar siempre ahí a la vanguardia. Siempre es un desafío en la parte electrónica y control, y una responsabilidad importante, desde lanzar un misil o disparar un cañón, es algo que se lleva con orgullo".
Estos hombres mantienen una relación estrecha en su diario vivir, en las distintas cámaras es donde finalmente comparten, se relajan y acompañan tras largas jornadas de trabajo ya sea en tierra o en alta mar, donde finalmente se vive el principal desafío: estar lejos de casa, en espacios reducidos y viéndose las mismas caras por varios días. "Uno se acostumbra, yo siempre rescato la camaradería, el compañerismo y las amistades que uno genera con los distintos grados. Muchas veces y en base a la experiencia, a uno le pueden aportar, y cuando uno ya va adquiriendo más grados también le toca la otra cara, la de asesorar, prestar apoyo o consejo al personal más joven, tanto en temas del trabajo como de familia. Por lo mismo, es grato compartir navegando, celebrar un cumpleaños a un compañero cuando la familia no está, ya que nosotros pasamos a ser su familia", finaliza el Sargento Bustos.